OCUVET es una clínica de referencia, por lo que atiende mayoritariamente casos remitidos por otras clínicas veterinarias. El veterinario “de cabecera” puede realizar un examen inicial y una primera valoración y sugerirle la necesidad de un diagnóstico o un tratamiento más especializado. Sin embargo, al oftalmólogo veterinario se puede acudir sin necesidad de ser remitido por otro veterinario para, por ejemplo, una revisión oftalmológica.

Si es aconsejable acudir directamente siempre que haya una urgencia ocular. Entendemos como urgencia ocular toda aquella patología o condición que, de no ser tratada correctamente y de forma rápida, conduce a la pérdida irreversible de visión en nuestra mascota. En estos casos, notamos algunos síntomas que nos alertan sobre la gravedad de la enfermedad, como son:

Pérdida de visión: nos damos cuenta de que nuestro perro o gato se muestra asustado o desorientado sobre todo en ambientes desconocidos, le cuesta subir o bajar las escaleras, se tropieza con los objetos de la calle (farolas, señales…) o con los muebles de casa, se mueven pegados a las paredes, pasa más tiempo durmiendo. Los perros pueden perder visión de forma aguda (de repente) o progresivamente, es decir, de forma crónica. Este último proceso es más difícil de detectar porque los perros y los gatos se van adaptando a la pérdida y, a veces, cuando lo hacemos, la enfermedad ya está muy avanzada. Además, pueden haber una pérdida parcial de visión, por ejemplo, más pérdida de visión nocturna que diurna.

Dolor ocular intenso: hay enfermedades oculares que cursan con un intenso dolor ocular. Si este dolor es agudo, es decir, de aparición rápida, nuestro animal mostrará síntomas de dolor de forma constante, como epifora (lagrimeo excesivo), blefarospasmo (párpados cerrados), fotofobia (le molesta mucho la luz), el prolapso del tercer párpado, mantener los ojos cerrados o el frotarse los ojos con las patas. Cuando un perro presenta estos síntomas de forma continuada, la enfermedad ocular es grave.

Algunos perros, y sobre todo los gatos, son auténticos artistas a la hora de enmascarar o disimular los síntomas de dolor, sobre todo si no es muy intenso. Los animales no hablan, y cuando algo les duele no aúllan y rara vez se quejan (por eso se lo ponen tan difícil a los veterinarios). Por eso es importante estar familiarizado con los síntomas del dolor, a veces tan sutiles como esconderse o dormir más de lo normal (gatos), rehusar la comida, evitar el contacto, sobre todo de la cabeza o del ojo enfermo.

Cambio del aspecto del ojo: lo que más genéricamente se llama ojo rojo, ojo azul, ojo blanco, ojo de cereza., la presencia de legaña o lagrimeo excesivo, las hemorragias, la dilatación pupilar, por ejemplo, son condiciones que pueden indicar una enfermedad ocular o general grave. El oftalmólogo tiene el equipo necesario para valorar el estado de las partes del ojo que vemos y de las que no vemos, y la capacidad de valorar si el problema es sólo lo que vemos o si hay algo más grave detrás. A veces, los cambios de aspecto se detectan en las estructuras que hay dentro del ojo (iris, pupila, cristalino) y no en las de fuera (córnea, conjuntiva, párpados).

Cualquier cambio de color dentro del ojo, sobre todo del iris, debe ser consultado con el oftalmólogo. En algunos casos estos cambios son el principal síntoma de enfermedades oculares muy graves o a veces es necesario el chequeo regular para detectar la evolución de su aspecto.

Úlceras corneales o cirugía de párpados o córnea: Siempre que se presente una úlcera complicada, profunda o tórpida, o siempre que es necesario un tratamiento quirúrgico de los párpados o la córnea. Porque el oftalmólogo veterinario, a diferencia del cirujano general, trabaja con material microquirúrgico específico para oftalmología, se ayuda de medios como el microscopio quirúrgico que le permiten trabajar con gran precisión y emplea materiales, equipos, suturas y medicinas especialmente diseñadas para la cirugía oftalmológica de personas.

Existen multitud de conformaciones anatómicas en los perros y en los gatos que les predisponen a las patologías oculares. Los dueños de perros braquicefálicos (de hocico chato, ojos saltones y con pliegues faciales) lo saben muy bien. O los dueños de algunas razas como los Shar pei, en los que casi siempre es necesaria la corrección de la conformación de los párpados.

Además, la cirugía de córnea, la cirugía intraocular y muchas veces la cirugía de la conjuntiva o sistema lacrimal requieren de instrumentación y equipo del que no disponen todas las clínicas veterinarias. De hecho, la cirugía ocular, en realidad es microcirugía.

Traumatismos oculares: Los traumatismos oculares son una casusa frecuente de consulta oftalmológica. Algunos traumatismos producen lesiones oculares muy localizadas; otros lesiones que afectan a todo el globo ocular. Algunos traumatismos son leves; otros son despro-porcionadamente graves. El encuentro entre un cachorro de perro y un gato acaba con frecuencia con un traumatismo corneal por arañazo en el perro.

Los riesgos de contusión en la cabeza o el ojo en un perro de raza pequeña cuando se pelea con otro de raza grande son muy elevados, y si es una raza braquiocefálica (hocico chato) la posibilidad de luxar el globo ocular (que el ojo se salga de la órbita) es también muy elevada. En estas razas, por tener los ojos saltones, su gran exposición por la gran apertura de los párpados, la relativa insensibilidad de la córnea y la escasa distancia hasta la punta del morro, los hacen candidatos a daños oculares importantes.

El evitar el acceso a productos cáusticos, que con tanta frecuencia utilizamos en nuestros hogares, o la exposición excesiva al sol en los perros con alguna patología corneal, el mantener una adecuada higiene ocular, o simplemente no jugar con una pelota de golf o un objeto duro, son medidas sencillas que pueden evitar lesiones con consecuencias catastróficas para la visión.

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